Cómo empezó todo sería muy difícil y largo de explicar. Yo sólo sé que llevo toda la vida pensando en ir a América (a la buena) y que un día de primavera me encontré con un billete de avión cuyo destino era Guatemala, la Guatemala otoñal. El pasaje lo compré con meses de antelación y ahora, 72 horas antes de embarcar y con la vida dándome sorpresas a cada paso, emprendo este viaje bitacoriano. Toda esta aventura virtual se la debo a Juan, que apareció en la estación de tren de Sairutsa una tarde de verano. Feliz crucero
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