"Nunca me despierto temprano y ese día a las siete de la mañana me
desperté. A mi no me llegaron a llamar de la empresa. Me llamó una
vecina primero. ´Vete pal
Pozu que pasó
algo´. Desperté al mi fiu, que aquel día, justo, taba en casa. Dijei:
´Despierta vida, que algo pasó en Nicolasa´. Y garramos un taxi. El
taxista llevaba la radio puesta y en les noticies decíen que yera muy
grave. A la puerta del pozu me encontré al mi cuñau: ´No te preocupes,
ta bien, que me lo diz tol mundo´. Y entramos a ver a Luis, el graduado.
Que nos dijo: ´Sentaivos... ta muertu´. El mi cuñau decía: ´No, Luis,
me dicen que no, que ta vivu´. Luis nos miraba a los tres, al mi cuñau,
al mi fiu, y a mi: ´Bueno... no sé...´. Yo repetia-i al mi cuñau: ´Si
son los sus chavales, él taba allí. No los dejaba solos. Si son ellos,
él taba allí´. Estaba sentada enfrente de Luis que tenía un folio en la
mesa. El mi fiu le dio la vuelta a la hoja y vio el nombre de su padre
en la lista. Junto al nombre traía una palabra "Muerto". No sé el tiempo
que estuve allí sentada sin poder levantarme (....) No sé si me creerás
Aitana, pero desde entonces hay muchos días que, sin sentíu, me
despierto a las siete de la mañana".
Le dije que la creía y no pude
decirle mucho más. El lunes ella, y su hijo, irán a la plaza del Pozu
Nicolasa al homenaje que han preparado por el aniversario del accidente
más grave de la minería asturiana de los últimos 70 años. El lunes hará
exactamente 20 años -menos un día- que ella no pisa la plaza del Pozu
Nicolasa. "Hay veces que pienso que pasó una vida, y hay otras que
siento que fue ayer mismo".
Me dijo que iba a ir a Nicolasa por el su hombre, por los otros 13 que
fallecieron aquel 31 de agosto de 1995 y por todos los mineros que
murieron en accidente de trabajo. No quier salir en la tele. "¿Pero un
besu dejarasme date, no?", le pregunté. "Y dos también, ne", sonrió, yo
sé que esti tipo de muyeres siempre sonríen cuando dicen estes coses.
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"-Te está sonando el teléfono -le digo tendiéndole el bolso que yo le aguantaba durante la entrevista.
Y a ella no le hace falta mirar ni la hora ni el móvil para saber que son las dos y que el que llama es su hermano pequeño.
"Siempre llama cuando sabe que sale mi relevo". Sonríe.
Tamara Espeso tenía 15 años cuando su padre, Luis Antonio Espeso
"Zape", murió en el accidente del Pozu Nicolasa del 31 de agosto de
1995. Aquel día no sonó el teléfono en casa porque estaban de mudanza y
no tenían. Al principio el retraso del padre no les pareció extraño.
"Estará con los amigos", decía la madre. Pero después...
El teléfono
si sonó en casa de Tamara tres años más tarde. Como huérfana de minero y
a punto de cumplir la mayoría de edad tenía derecho a entrar a trabajar
en Hunosa. Y entró. "Mi madre y yo hablábamos de a dónde me mandarían.
Hunosa tenía talleres, economatos... Hasta que un día me dijeron: Tienes
que venir a hacer análisis. ¿Análisis pa qué?. ¿Cómo pa qué?... vas a
entrar a la mina". Y entró. Y poco tiempo después, como ayudante minera,
le tocó pasar por la capa octava, entre las galerías cuarta y quinta,
del pozo San Nicolás a 400 metros bajo tierra. "La cabeza quiere saber y
yo a los mineros con los que trabajo se lo pregunté todo. Todo".
Tras 16 años en la mina, que se dice pronto, esta mujer, pequeña morena y
con sonrisa en los ojos, habla con firmeza aunque a veces se le cae una
lagrimota del ojo izquierdo.
"¿El homenaje?. Te voy a contestar de
dos maneras: como hija y como compañera. Como hija te digo que todo
acto en honor a mi padre me parece bien, porque él se lo merecía. Como
compañera creo todos los mineros fallecidos en accidente de trabajo se
merecen honores. ¿O es que si mueres tu solo en la mina vales menos que
si mueres con otros 13?".
*Tamara Espeso tiene 35 años. Los
mismos que su padre cuando murió. El lunes va a ir al acto de Nicolasa
con su marido, minero en el Pozu María Luisa, su madre, que hace 20 años
que no pisa Ablaña y su hermano pequeño, que siempre la llama cuando
sabe que sale su relevo.
**La foto es de Nacho Orejas, se publicó
en la primera página de La Nueva España el 1 de septiembre de 1995. Era
viernes. Compartió portada con una noticia sobre la guerra de Bosnia"
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