Marta Pérez, de esclavitud reportera occidental
Lo de los colmillos es verdad. Existen. Yo los ví. En lo de los cuernos creo que exagera.
«Yo de mi comunión recuerdo que estaba un pelín enfadada con mi madre porque no sabe peinar, o lo que es mejor, peina fatal. Pero, tampoco quería llevarme a la peluquería. Hasta que llegó mi tía Josefina de Corigos y tomó el relevo peluquero. Ahí vi la luz. De hecho, la foto que te mandé es la de la iglesia, porque en la del recordatorio, que me peinó mi madre, no se sabe si soy vampiro o demonio. Vampiro por los colmillos y demonio por los cuernos que me plantó en la cabeza».
1 comentario:
Por aclarar: ahora llevo flequillo. Casi que parece que toy obsesionada con el pelo... en fins. Si se que lo vas a exponer tal cual me esmero más en el relato, Aitanius. Chuchos mil.
Publicar un comentario