30 de septiembre de 2010
Maestros
Veinte años después sigo creyendo que Don Antonio, mi maestro entre tercero y quinto de Primaria, es la persona con la que he coincidido en la vida que más sabe de todo el Universo. Como después de que él me diera clase cambié de colegio y nunca más volví a verlo, tampoco me dio tiempo a que se me cayera el mito. Lo tengo en mi propio pedestal ochentero junto con "Verano Azul" y los bocadillos de chorizo de mis respectivas güelas.
A él fue al primero que le oí hablar de los grandes pintores y escritores. Era un auténtico fanático de Dalí y de Velázquez; y le encantaba "El Quijote" y la geografía -- "..el Miño nace en Fuente Miña, provincia de Lugo, pasa por Lugo, Orense y Tuy y desemboca en La Guardia. Su afluente más importante es el Sil por la izquierda"--. Don Antonio tenía una letra preciosa y una libreta roja (tal vez negra) en la que guardaba operaciones matemáticas de todo signo que, de cuando en vez, nos dictaba. Por no hablar de su puntería. Escondía en el primer cajón de su mesa grande y verde una goma de borrar del tamaño de Wisconsin que al mínimo despiste acababa encañonada en tu frente. Nunca llegó a lanzármela a mi pero sí pude asistir al magnifico ritual de ver como algún compañero hacía esfuerzos inútiles por esquivar el misil que se movía como el balón "jabulani". Imposible.
Don Antonio Gallardo Otero --que así firmaba las notas-- era de Vivero (Lugo) y, pese a que llevaba décadas en El Entrego, ejercía un galleguismo tal que, de ser en la actualidad, lo hubieran tachado de fundamentalista: "El río Eo no tiene ni una gota, ni una gota de agua asturiana", solía repetirnos. Yo le creía entonces y, por si acaso, le sigo creyendo ahora. Era el mejor maestro. Debió jubilarse al poco de darnos clase, porque ya era bastante mayor, o al menos a mi me lo parecía.
No sé qué será de Don Antonio pero al ver que hoy (30 de septiembre) era el Día del Maestro me acordé de él y de tantos otros que me enseñaron las primeras cosas que supe en la vida. A todos ellos: Muchas gracias.
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6 comentarios:
Hala, qué bello Aita. Yo nunca supe si los profesores son conscientes de lo mucho que nos impactan (los buenos, quiero decir). Menos mal que frente al caos general, casi todos tuvimos a algún Don Antonio... Besinos familiares!!!!
Muy bonito Aita, sin duda Don Antonio te caló, imagino que todos tuvimos algún profesor que siempre recordaremos; yo me enamoré platónicamente de varias profesoras de las que tuve, me parecían diosas, SABIAN TANTO, obviando las connotaciones sexuales que a mis 8 años eran inexistentes, deseaba que su mente me abrazase pudiendo darme su sabiduría... (que ñoño). Yo recuerdo a Ana (de religión) que por supuesto no era monja y tenía unos ojos azules que me taladraban el pecho cada vez que me hablaba, imagino que si la Virgen María existiese sin duda esta Ana era la mejor representante de la imagen de su madre... por aquel entonces sus cuidados hacia nosotros eran totalmente fraternales, pero yo quería que me llevase a vivir con ella, y confesarme todas las noches y cumplida mi penitencia que me absolviese con un beso en la frente...
También recuerdo a Ricardo un ejemplo de paciencia, de respeto a los guajes y un pozo de sabiduría. Aunque no tenía los ojos de la madre de la virgen si que caló en mi con sus Ciencias Naturales... y con su amistad...
Un besín
Visto que para mi el cole ha sido siempre una tortura ,mis profes me parecian todos de la Santa Inquisiciòn ,pero a mis 14 años apareciò èl Jose Antonio Ortega (profesor de Lengua y Literatura)y por 5 años me enamorè tanto que me habria leido la Biblia si me lo hubiera pedido .
Acabes de emocioname hasta la lágrima, y no es broma. Fui alumno de Don Antonio y dejó tal huella en mi que despues de haber cometido una picia juvenil, era tal el ascendente moral que tenía sobre mi que tardé años en poder volver a saludarle de la vergüenza tan atroz que sentía por el desliz cometido. Te lo tomo prestado para mi bitácora, Aiti. Muy buen artículo como siempre. Besos
Muchas gracias Aitana, por tan magistral homenaje al maestro del alma que todos llevamos dentro. Gracias por la maagia de tus palabras escritas.
Muchas gracias Aitana, por tan magistral homenaje al maestro del alma que todos llevamos dentro. Gracias por la maagia de tus palabras escritas.
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