A estas alturas de
Mayo (17:20 horas del día 1) estamos a un cuarto de hora de superar
a Mesopotamia en tema diluvio universal. Hace un artículo (y poco
más de un mes) que decía yo, inocente de mí, en las páginas de
este periódico cuenquil de mis entretelas, que la primavera es algo
relativo porque no llega cuando marca el calendario sino cuando le da
la gana. ¡Mentira!. La primavera no es relativa, la primavera no
existe. La primavera son los padres.
Cuando estudiaba en
Madrid a la gente de aquellos lares, subpajarianos en su mayoría, le
hacía gracia la preocupación que los astures teníamos siempre por
el tiempo. "Vamos a ir de fiesta a tal sitio", nos decían.
Y nosotros replicábamos: "¿Y si llueve?". O poníamos
cara de interesantes mirando por los ventanales de la facultad de
cemento armado donde tuvimos a bien pasar nuestra juventud y
preguntábamos: "¿Qué tiempo hará el fin de semana?".
Ambas cuestiones eran respondidas con la misma cara de incredulidad
y/o hastío por la parte subpajariana: "Anda, ¡qué cosas
tienes!. ¡Qué tiempo quieres que haga si es mayo!". "Ay,
pues yo que sé, que llueva, o que haga frío o ambas cosas a la vez.
Si mayo es de llover, ¿no?". Y con la tontería te pasabas los
tres primeros cursos de tu vida universitaria madrileña cargando con
una chaqueta por las noches por si refrescaba y el refresco no
llegaba nunca.
Juro por lo más
solenme y sagrado de la vida en plan abuela dramática que miro atrás
y no recuerdo un solo día de aquellos cinco años que me lloviera en
la capital del reino. ¡Ojo!. Que yo soy mucho de elegir con qué
recuerdos me quedo y cuales relego a lo más profundo de mi memoria.
Lo malo de la
memoria selectiva es que a lo que le guardas inquina, y con el paso
del tiempo sigue ahí erre que erre carcomiéndote las entrañas (y
sigo en Modo Drama ON), eso no se va ni aunque te lo propongas. Y lo
bueno es que le
guardas rencor a pocas cosas
lo que, quieras que no, te
hace la vida más divertida
porque no vas soltando la bilis
por ahí como hacen algunos
que parece que se pasan todo
el día ñeñeñeñé (onomatopeya que se lee con cara de mala leche,
que en
asturiano significa "magañar"
y que en castellano
no sabría decir pero yo creo que se entiende de sobra).
PD:
Con el ojo que tengo saldrán publicadas estas líneas y no lloverá
en tres meses. ¿Os jugáis algo?
1 comentario:
Como era de esperar llovió y ta frío como un cuernu,realmente la primavera cuenquil no existe
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