1 de abril de 2013

Primavera relativa



A las 13:15 horas del día 1 de abril, con un ligero viento del sureste, entró la Primavera en mi casa. Fue una brisa silenciosa pero lo suficientemente fuerte como para que la puerta de la terraza se cerrara de un portazo. Sonó el timbre cuatro minutos después. Era un mensajero, traía un paquete del que yo había conocido la existencia esa misma mañana. Mientras firmaba el albarán divisé cómo del bolso de la camisa del cartero sobresalía una pequeña margarita. Sonreí: "Es primavera", me dijo señalando la flor, y con las mismas se fue.
No abrí el paquete, pero aproveché mi presencia en el medio del pasillo para transportar el tendal desde el salón a a la terraza. Mientras colocaba el armatoste (aún no se ha inventado un módulo de FP para estos temas domésticos) me fijé en la vecina de enfrente, que atendía sus plantas en el balcón. Me miró, la saludé y sonrió: "Es primavera" sentenció mientras colocaba una nueva maceta en el ventanal.
Primavera y vacaciones porque suenan las notas de una flauta infantil en la lejanía, eso significa que no hay cole ni horarios que marquen los límites de los ensayos, y ensayos, y ensayos, y ensayos. Dejo la terraza en el momento exacto. Evito otro portazo. Decidida enfoco la habitación. Es primavera, pues habrá que cambiar el nórdico. Me envalentono sin sentido. ¿Quién nos dice, después de lo andado, que no nevará en abril? Vale más no pensarlo. Es primavera, ha salido el sol y el cambio de hora ha obrado el milagro: los atardeceres se han retrasado, la vida pide más calle y la calle pide más vida.
Y respiras asomada a la ventana y te reafirmas en la idea de que el tiempo es relativo. Ni la Primavera de 2013 llegó "el miércoles 20 de marzo a las 12h 02m hora oficial peninsular" y además el invierno tal parece que llevaba décadas aquí...

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