Desde el domingo de Pascua ando analizando al detalle los movimientos y gestos de los familiares y amigos que tengo y que son gais de palabra, obra u omisión. Les busco los cuernos y el rabo (con perdón) para ver si es cierto lo que dice el Obispo de Alcalá porque yo así, de mano, a los señores con gafas y gorro blanco con forma extraña les creo todo lo que me dicen aunque después, en cuantito que analizo lo que sale de esa bocachancla que tienen, ya se me pasa. Total que tanto mirar tanto mirar, tengo una prima que me ha ofrecido una colleja a mano abierta -”por esa cara de fatuca que se te queda”- y un amigo que me ha puesto en cuarentena y que dice que no vuelve a llamarme ni para tomar un café de la superpereza que le doy. No llego a comprender por qué desde algunos sectores conservadores de esta España de nuestras entretelas, y en concreto desde el departamento nacional de obispos católicos y afines, les molesta tanto con quien se acuesta o deja de acostarse alguien. Máxime teniendo en cuenta, y dicho desde el respeto que ellos no se pueden acostar con nadie, tan sólo con su fe y, si me apuras, algún cilicio. Miedo a que la raza humana se acabe no debe ser porque para que eso no pase ya se encargan de prohibir, vilipendiar o demonizar otros métodos tan polémicos o más que la propia homosexualidad.
Le vengo dando vueltas al asunto desde el domingo y no termino de verle la peligrosidad a que dos personas se quieran y practiquen el sexo o lo hagan sin quererse, simplemente por placer. Creo que no soy católica practicante por eso. Porque mira que está el mundo amargando todos los días con cosas tristes y dolorosas, como para que encima tengamos que andar poniéndole puertas al placer.
Yo no practico la religión católica (que ya estabais pensando mal) pero respeto y admiro a muchos representantes de este credo que me han demostrado, desde Ciañu a Guatemala, que su única meta en la vida es ayudar a los demás con el altruismo por bandera. Ellos, y sobretodo ellas, son las que viven a diario con el dolor y la tristeza que, de cuando en vez, recogen nuestros telediarios como dejándonoslo caer. Es dolor y es tristeza, pero, lo que me da a mí escuchar las palabras de ese sacerdote de Alcalá , es impotencia. Ese paisanón hace décadas que ha dejado de escuchar a un país que avanza (aunque alguno de sus políticos se empeñen en darle una patada hacia atrás). El tipo de sombrero blanco de forma extraña ya ni siquiera escucha a sus feligreses. No le hace falta, ahora está en el púlpito y sólo se dedica a hablar. Y todas esas décadas que lleva perdidas entre sus palabras son, el mismo tiempo que hace que este señor se pregunta por qué los templos están más desiertos de jóvenes que el día anterior. No sabe que seguirán vaciándose porque los que tendríamos que ir a escucharle ya no estamos obligados a hacerlo, y además tenemos hermanos, primos, hijos, amigos, tíos, compañeros que son gais y que nos alegran muchísimo más la vida que él.
1 comentario:
Ay Aitana...!!! Si es que estos "abispos" son así.
Seguro que no se te ha olvidado aquella noticia de la manifestación contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, una veintena de obispos encabezaban esta "liturgia" que como lema principal decía: "La familia si importa"... en fin, yo en aquel momento pensé...¿tengo familia? según fuentes de la organización había tenido un seguimiento de más de millón y medio de "súbditos", así que cómo podía asegurar yo que tenía familia..., no tarde en darme cuenta del amor que siempre me ha rodeado y de lo poco que me importaron siempre las inclinaciones sexuales del mundo, pues el amor fraternal esta por encima de todo eso. No puedo reprimir una inmensa pena por esta "gente" que margina a los suyos de este modo..., si supiesen el sufrimiento que arrastran con todas sus proclamas. Por suerte, cada día los "ABISPOS" clavan el aguijón en menos personas, porque a ellos como bien dices ya no les sale ese altruismo ni a palos...
En fin Aitana, a mi casa puedes seguir viniendo, pero solo gracias a este artículo.
;)
Besines
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