“Seguro que crees que estamos
locos”, me dijo Adrián justo antes de empezar a relatarme la idea que él y
Graciela querían poner en marcha en Langreo. Escuché atentamente y la verdad, a
mi no me sonó a locura. Todo lo contrario, me pareció valiente, muy valiente,
porque la historia que Adrián me iba hilvanando entre sonrisas esperanzadoras
era una historia de esas que nacen gracias a que el que la protagoniza hace
caso solamente a las ganas que tiene de poner en marcha cosas bonitas sin
escuchar a los pájaros de mal agüero que solo saben decirte que todo es negro o
todo es blanco o todo es de una gama muy amplia de tristes grises donde no cabe
la alegría. Así que su bendita locura y hasta el nombre que le pusieron “En
tonos pastel” suena a lo que realmente es: Una bocanada de aire limpio y
fresco. Como si siempre fuera primavera aunque en la calle esté nevando y el mundo
es verdad que muchas veces es blanco y negro o, como mucho, de una gama de tristes grises.
De esto, del origen de “En tonos
pastel” hace ya dos años. Dos
años cargados de ideas que Adrián y Graciela han sabido trasladar como nadie a
sus fantásticos escaparates (siempre marcando tendencia decorativa) y que ya
son una parada obligada para los paseantes de Langreo y Mieres (sí, porque en
este periplo de dos años hubo tiempo para “parir” otro “niño pastel” mierense).
Hay algo que siempre consiguen los escaparates de “En tonos pastel” y es sacar
una sonrisa al que los observa y los disfruta. (Y al hablar de los escaparates de En Tonos Pastel no podemos olvidar al ingenio del genio Emilio Paniceres).
La cabeza siempre activa de estos Adrián y Graciela –insultantemente jóvenes- también ha logrado entrar hasta el fondo de otras cabezas, las de sus clientas (en femenino porque son las que más) enseñándonos la amplia paleta de colores (no siempre pastel) que se pueden encontrar en un jersey, en un abrigo o en unos zapatos. Y en todo, siempre, las redes sociales. Internet. Instagram, Facebook, Twitter…herramientas que consiguen que los fantásticos escaparates de los que antes hablábamos no solo se puedan disfrutar cuando una pasea por la calle Alférez Argüelles de La Felguera o calle La Vega de Mieres. En un solo click las novedades pastel, la moda pastel, las ideas, las esperanzas, los colores, y muchas más ideas y esperanzas y colores se pueden ver, se pueden comprar, en cualquier sitio del mundo (tienda on-line –el tercer “hijo”- mediante).
La cabeza siempre activa de estos Adrián y Graciela –insultantemente jóvenes- también ha logrado entrar hasta el fondo de otras cabezas, las de sus clientas (en femenino porque son las que más) enseñándonos la amplia paleta de colores (no siempre pastel) que se pueden encontrar en un jersey, en un abrigo o en unos zapatos. Y en todo, siempre, las redes sociales. Internet. Instagram, Facebook, Twitter…herramientas que consiguen que los fantásticos escaparates de los que antes hablábamos no solo se puedan disfrutar cuando una pasea por la calle Alférez Argüelles de La Felguera o calle La Vega de Mieres. En un solo click las novedades pastel, la moda pastel, las ideas, las esperanzas, los colores, y muchas más ideas y esperanzas y colores se pueden ver, se pueden comprar, en cualquier sitio del mundo (tienda on-line –el tercer “hijo”- mediante).
Dos años ya y no, no parece que
fuera ayer. En realidad parece que llevan ahí toda la vida mimando nuestros
gustos, trayéndonos a las cuencas mineras una moda que antes ni siquiera
podíamos soñar con encontrar por aquí y siendo esa clase de tiendas donde vas a
comprar una cosa y posiblemente salgas con dos o vas a comprar un regalo y el
envoltorio, ¡ay el envoltorio!, es que te da pena hasta abrirlo. Sí, tal parece
que llevan ahí toda la vida pero en realidad es que llevábamos toda la vida
esperándolos.
¿No es para comérselos como si fueran pasteles?.
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