29 de julio de 2009

Que me toquen las copas, que me toquen las copas....

El grupo de amigos está formado por nueve personas, cinco tienen carnet y cuatro coche. Cuando deciden acudir a cualquier evento donde el alcohol vaya a estar presente (y eso, en esta Cuenca de nuestras entretelas, es lo mismo que decir "siempre que deciden ir a un evento") tienen que llevar, al menos, dos vehículos como medio de transporte. Así que, dos de esos amigos (al menos), se ven abocados a: abstenerse de tomar un culete, "naguar" con cada culete que toman los demás y, tercero y más importante, aguantar las locuras transitorias, exaltaciones de la amistad, cantos regionales y alguna que otra caída de sus compañeros. Todo con cara de póker y con un rezo interior a modo de "tantra": "Que me toquen las copas, que me toquen las copas, que me toquen las copas". Y es que, este grupo de amigos formado por nueve personas, cinco de ellas con carnet, han decidido llevar a cabo un ritual cada vez que se van de fiesta: Cogen cinco cartas de la baraja, tres de ellas del palo de las Copas y dos de Oros, las barajan y eligen. Si tocan copas, marchuqui; si tocan oros, cara de póker. El que va a conducir es denominado, a partir de cierta hora de la noche: "La Ficha Verde". Es lo que hay.
Pero héte aquí que hay veces que la Ley de Probabilidad y Estadística juega malas pasadas. Hay una integrante de ese grupo de amigos al que, desde hace cinco fiestas, le han tocado oros. Es decir, hace cinco fines de semana y/o fiestas de guardar, que se dedica a ser la chófer de su pandilla, con lo de aguante, paciencia y responsabilidad que ello conlleva. Lo han acertado. Ésa "suertuda" soy yo. Y estoy hasta las narices de la Cerveza sin alcohol (que sabe igual que el tazón de cereales que me tomo todas las mañanas), del Biosolan (que tengo la vitamina C por las nubes) y de la Coca Cola (que encima llego a casa y no soy capaz a echar un sueño). Aprovecho pues esta columna para decirle a mis amigos una cosa: ¡Cabrones! (he mirado en el libro de estilo y no corrompo ninguna ética por insultarlos, que lo sepan los lectores). También quisiera remitir un mensaje a los agentes de la Guardia Civil que velan por nuestra seguridad: "Señores, cuando me vean conducir un coche con cara de póker, párenme y háganme el control de alcoholemia. Por favor. Que la noche me sirva para algo". Es que estoy hartita de que se me acerque el agente, me salude marcialmente, asome su cabeza al coche, vea el coro que llevo detrás entonando por quincuagésima vez "El Chalaneru" y me diga: "Siga circulando". Ya sé que doy pena, eso lo tengo más que claro, pero señor, que llevo siete horas sin tomar un culete. Ya que me para, hágalo, hágame soplar y regáleme la boquilla para mirarla cuando esté en la cocina de mi casa esperando a que me entre el sueñu y me pueda poner a rezar, a modo de "tantra": "que me toquen las copas, que me toquen las copas".