28 de octubre de 2008

Nos vamos a publicidad

Veo este anuncio y me emociono. ¡Qué queréis!. Será el otoño y la lluvia, y el frío y ...

23 de octubre de 2008

De pelos, pasados y otros divertimentos


¿Habría sido de los Beatles o de los Rolling?, ¿haría buñuelos o emparedados?, ¿votaría a Kennedy o a Nixon?, y lo más importante, ¿me quedaría bien el pelo a lo afro?. Todas estas (y más) preguntas me hice, ayer, frente a un programa de esos que te regala internet tan divertido como, a priori, inútil.
http://www.yearbookyourself.com/
Besos, abrazos y parabienes

19 de octubre de 2008

Extremismo cuenquil.

Un paisano de Laviana hizo explotar tres bombonas en el interior de su casa en el nombre de Rambo. El integrismo llega a las cuencas mineras. Depués nun digáis que no avisé.
Más información AQUÍ, por obra y gracia de Luisma, compañero de la tinta.

17 de octubre de 2008

Vuelta a la nada cotidiana

Y Mafalda siempre es un buen apoyo...

10 de octubre de 2008

2.646 kilómetros (Fin)

"Yes la reina del orbayu", me dijo Juan en un punto del viaje que no recuerdo porque, la verdad, nos llovió en todos lados. La nube viaja encima de nuestras cabezas como en la de los personajes de cómic que están enfadados. Pero somos de tierra húmeda y la lluvia no nos amilana así que filosofámos con la posibilidad de que el gobierno nos contrate cuando haya sequía. En vez de sacar a la virgen de turno en procesión, que nos inviten a un hotel de la zona. En dos días les aseguramos riego y relleno de caudales.
Granada tiene buena pinta hasta con sus cielos teñidos de gris. Nuestra parada granaína tuvo lugar gracias a Dean y Achi que nos acogieron en su casa del Zaidín y nos pasearon por el Albaicín y nos demostraron cómo se puede comer pagando sólo unas cañas. Vimos, en Granada, el atardecer obligado sobre la Alhambra desde el mirador de San Nicolás, una pequeña plaza que se llena de artistas callejeros, turistas americanos y melancólicos en cuanto que el sol comienza a descender. La luz, las casas, la quietud y la Oficina de Turismo de la ciudad que parecía que esa tarde había alquilado un filtro naranja para alegría de la cámara de fotos. Pudimos obviarlo, pero un paseo nos llevó hasta la Huerta de San Vicente (número 6) donde nació el poeta Federico García Lorca. Sentados en un banco de la parte trasera de su casa hasta nos pareció un error que de aquel secarral sólo se hubiera conservado su casa. Sus ojos, presumo, no reconocerían ahora el lugar.
No lloramos al dejar Granada pero nos dimos cuenta de que con la partida de la ciudad dejábamos atrás un ciclo del viaje, aquel que nos había llevado a los entresijos de la vida, la cultura y la historia musulmana, tan paralela a la nuestra que se confunde en el calendario. Despeñaperros, Tío Pepe, una parada en Guarroman, aceite de Jaén, música de viaje....
Cerramos el círculo de los dos mil y pico (largos) kilómetros en Madrid y, nuevamente, con la fotografía como protagonista. Acudimos a la sede de La Fábrica para acompañar a Gonzalo Juanes en la presentación de su "Photobolsillo", un libro que aglutina la narración en imágenes a color de la vida de Juanes, en una mirada que al final fue y es la de todos los asturianos.
Y al final de la tarde colorida cogimos rumbo al norte, a casa, al orbayu del que ya no nos podemos echar la culpa.

4 de octubre de 2008

2.646 kilómetros (I)

Ávila, sus patatas revolconas y la exposición de fotografía sobre las 13 ciudades españolas que son Patrimonio de la Humanidad, fue nuestra primera parada vacacional. El primer puerto de un largo periplo que nos llevó por Huelva, Cádiz, Marruecos, Granada y Madrid. Hemos vuelto con 2.646 kilómetros más en el marcador y con un millar de historias que contaros. Como la de "Foxy" el zorro amaestrado que nos visitaba cada noche en Corterrangel, o Ishaem, un saharaui de origen nómada que bajo el sobrenombre de Antonio nos recibió en su Casa de Huéspedes de Chaouen.
"Un viajero es el que viaja por necesidad", oí decir a un amigo, precisamente el primer día de nuestro itinerario sureño. Pensé mucho en la frase durante todo este tiempo. ¿Será verdad?. Fuera de casa te das cuenta que no todo es tan distinto, ni las personas aunque se oculten detrás de un velo, ni los cielos aunque se empeñen en ponerse detrás de las nubes. Júpiter brilla en el Sur tanto como en cualquier punto del norte y la Osa Mayor sigue siendo lo primero que vemos cuando alzamos la vista en la noche.
Ya os menté a "Foxy". De ojos huidizos y larga cola, ni siquiera se asustó cuando Juan se levantó de su silla para hacerle unas fotos. "Foxy" fue uno de nuestros acompañantes en la Sierra de Aracena, como mi Tío Enrique que nos enseñó una pequeña parte de ese paraíso onubense al que llegó hace casi treinta años, y mi Tía Lola que pinta cuadros junto a una imagen del Niño Jesús del siglo XVI. Dijimos adiós a Huelva para encontrarnos con Marruecos en Tarifa. El atardecer en este pueblo gaditano, nos sirvió para pedir permiso a África y emprender nuestra aventura marroquí. Ésa noche leí en una vieja revista un reportaje de John Carling que hablaba de fútbol y en el que encontré una frase que apunté en mi cuaderno: "Los prejuicios nos cobijan como si fuesen viejos amigos".
En la mañana siguiente a nuestra pernoctación tarifeña recorrimos los veintipocos kilómetros que separan esta localidad de Algeciras, para coger el ferry. A las dos menos veinte de la tarde y con el Estrecho en calma los motores del catamarán comenzaron a rugir. Los acentos se mezclaron allí y nunca dejaron de hacerlo en los siguientes días. Tánger fue nuestra ciudad de bienvenida. La mezcla de sentimientos que deja esta ciudad al viajero es difícil de traducir. Es la puerta de Marruecos, un país excesivo, lleno de colores y calores, de miradas oscuras y bellas, de callejuelas empinadas que te dirigen hacia vistas asombrosas de su medina y sus gentes. Pero es también el caos (multíplicado por cuatro durante estos días de Ramadán), es la certeza de que para comprender tienes que cambiar los códigos vitales que te manejan a diario. La Pensión Palace, donde nos alojamos, no hacía, para nada, honor a su nombre. Con la luz de la mañana llegaron otros aires y cogimos un autobús hacia el Rif, al pueblo de Chaouen. Los turistas y las tiendas de todo invaden las calles de esta pequeña urbe "azul". La noche se hace con las montañas en un ambiente extremadamente diferente al de la gran ciudad. Los niños y las mujeres pasean por las calles, los hombres disfrutan, por primera vez en el día, de la comida y la bebida, de los excesos. Nosotros los miramos intentando entender los porqués del poder de la religión. No de la suya en concreto, sino de todas las religiones. Ishaem (o Antonio) que nos recibe en su Casa de Huéspedes, tampoco sabe explicarnoslo. Él prefiere no discutir ("no problemas, amigo") y vivir bien. Ahorra todo el año para viajar a la India y a Pakistán, que no le gustan mucho pero que le ayudan a no sentirse recluído en las recoletas callejuelas donde vive.
Otro autobús nos llevó de vuelta a Tánger, previo paso y parada en Tetuán. Después fuimos a Granada...pero eso ya os lo contaré otro día.

1 de octubre de 2008

En mi ausencia

Tengo una pila de cosas que contaros que vais a flipar...pero paciencia, ando por tierras andaluzas y aún tengo que visitar Madrid y León. El domingo, a más tardar, regreso al Langreo de mis entretelas.
Besos, abrazos y parabienes
Aita

PD a la atención del mi primu Pelayo: ¿Qué ye de tu vida, Pelayín?, ¿Seguiste creciendo o parasti?