19 de noviembre de 2015

Colás y la moneda del miedo

Levantó la mano para enseñarme la moneda.
-¿La ves? Diomela mi pa antes de marchar a París. Diomela y nun me dio un besu porque los paisanos entonces nun daben besos. Nunca más volvimos a hablar de él en casa. Mi ma no nos dejaba. Y mi güela menos. Un día pillome mirando la moneda y me la quitó de la mano de una hostia. "Nunca más, ¿me oyes?. Nunca más". Taba tan enfadá que nun se dio cuenta de apañala de debajo la cama. Garrela yo y guardela encima de la viga del desván. Yo a veces metíame en la cama con el mi hermanu y preguntabai. "¿Cómo era? ¿Cómo hablaba?". "Era altu y hablaba bajino, pero quítate pallá, Colás, rediós, qué manía tienes de preguntar por él, como nos pille güelita mátanos a los dos. Además, ¿qué ye que tu nun te acuerdes? Pues bien que guardes la moneda que te dio, que lo sé yo, encima de la viga del desván". Yo, la verdad, acordábame de él al principio. Depués veníenme ráfagues a la cabeza de su voz, del su olor, de la su risa, pero nun yeren recuerdos, yeren sensaciones. ¿Me explico?. Asi tuvimos 38 años en mi casa. Sin hablar de él nunca, nunca más. Nun sabía de qué teníen mieu los demás, yo tenía mieu a que mi güela me volviera a dar una hostia...Y pel medio reímos, bailemos, y hasta me casé con la rapaza más guapa de la Pola y tuve dos guajes...