31 de mayo de 2011

Indignados somos todos

Roberto. licenciado en periodismo. 28 años. Con conocimientos de inglés y francés. Hace dos años que hizo un máster de periodismo económico. Fue entonces cuando lo vio venir y sacó también el carnet de manipulador de alimentos. Trabaja de ayudante de cocina. Está sin contratar. Curra 14 horas al día y cobra 900 euros. Vive con su novia Inés.
Inés. Licenciada en derecho. 31 años. Número dos de su promoción en la Universidad de Oviedo. Su pasantía de dos años se han convertido en una "exclavitud" de siete. Tiene contrato eventual. Como "limpiadora" del despacho de sus jefes que hace cinco años que le prometen la categoría que le corresponde. Cobra 750 euros y, si el mes va bien, su jefa le da otros 150 que ella siempre ingresa en la cuenta de su hermano David.
David. Mecánico. 34 años. Hace cinco años que abrió un taller. Gastó varios miles de euros que ahora tiene que devolver al banco. La cosa va bien pero "muy poco a poco". Paga dos sueldos y, como no da para más, come todos los días en casa de su hermana, junto a su novio, Toni.
Toni. Ingeniero Industrial. 33 años. Está en el paro. Trabaja de voluntario en una asociación de ayuda a enfermos de Alzheimer. No cobra nada. Por ahora no le importa, su madre le da, para que vaya tirando, la pensión de 450 euros de su abuela Hortensia.
Hortensia. 82 años. Vive seis meses en casa de cada una de sus dos hijas. Está bien aunque la cadera ya le ha dado más de un susto. Toni es su ojito derecho. Fue ella la que le dijo a Carmen que le diera al chaval el dinero de la pensión. Rezó mucho cuando él les confesó que era "homosexual". Ahora ya le da igual. Quiere que sea feliz y que encuentre un trabajo estable, para hacer una familia junto a David y que tengan una casa guapa para que él la cuide. A Hortensia, que siempre fue de las que sufrió por el qué dirán, tampoco le molesta que su nieto haya acampado frente al Ayuntamiento -junto a la cafetería donde van todas sus amigas- para exigir un futuro mejor. Mañana irá a llevarle un túper de croquetas. Ella también quiere gritar que está indignada.

7 de mayo de 2011

Promesas

Llegado el periodo electoral, como cada cuatro años, no queda otra que salir a la calle a palpar las necesidades del pueblo para, desde esta humilde columna, hacérselas llegar a los políticos que a veces, de verdad, parece que no se enteran. Después de unos días recabando información por familia y vecindario. Dejando de lado aquello que puede esperar al menos un par de meses más, aquí expongo tres propuestas por si algún líder o lideresa tiene a bien incluirlas en sus promesas. Deben saber los susodichos mandatarios que, de hacer propias estas ideas que les cedo gratuítamente, ganarían al menos tres votos, que no está mal (yo en Octavo perdí las elecciones a Delegada por dos papeletas y fue una derrota humillante).

Mi vecino Justiniano -al que sus nietas llaman “Güelito Bieber”- vecino de Sama aunque con huerta en El Entrego pone sobre la mesa la idea de hacer una división equitativa de los fondos mineros de modo que a todos los ciudadanos de la Cuenca del Nalón “nos toque algo”. Parte del dinero se utilizaría para beneficio propio -“viajar a Ledesma, comprar un gallineru, tomar unes pintes”- y el resto debería destinarse a una obra para la comunidad: “Yo, por ejemplo, cambiaría los somieres del cierre de la huertina, que ta al lao del Museo de la Minería y estéticamente, de cara al turismo, nun ye lo meyor que ya me lo dijeron les mis nietes, que tan estudiando diseño”.

Mi primo Bruce (nombre ficticio) pide a lo políticos a que “pa alegra-y la vida a la xente” dejen, todo el año, las luces de Navidad en las calles y plazas de la comarca. Bruce asegura que el hecho de que él sea el dueño de la única empresa en 200 kilómetros a la redonda con capacidad para instalar y mantener esas luces de Navidad no tiene nada que ver con su propuesta, que es totalmente altruista.

Finalmente, Ana María, florista y amante de los perros, considera que en el “paseo del colesterol” debería haber “carril bici, carril peatonal, y carril canino” y explica que: “Bin Laden ya no está y a veces parece que el enemigu públicu número uno de Occidente ye el mi Trisky. Tengo que llevalu con correa y bozal como si tuviera en Guantánamo. No puede ser ¡Libertad!”.

Señores candidatos. Ustedes verán lo que hacen.