30 de noviembre de 2011

Pese a todo...


Javier se ha cambiado de piso a uno más pequeño para adaptarse al nuevo presupuesto. Aún siendo diminuta, la casa es preciosa, sobretodo porque cada vez está más concurrida por Patricia, la chica que trabaja con su cuñada y a la que un día acompañó a casa porque había perdido el último bus. Antes de bajarse del coche le dio el mejor beso de su vida y ahí siguen desde entonces.

Después de licenciarse, Patricia empezó a trabajar de becaria en el estudio de una amiga de su tía. Tras el verano, le han pedido que se quede porque Fidela, "La Fide", como la llaman en la oficina, ha tenido una niña y necesita refuerzos. Ha trabajado mucho y no cobra tanto pero está encantada. La Fide ha cogido el permiso de maternidad y le ha dado una sola orden: "Más vale que no se sequen las plantas de la oficina". Y así, gracias a las malditas plantas, fue como empezó a hablar con Javier, el cuñado de La Fide. Ella se había quedado a regar y él "desparasitando" de virus los ordenadores del despacho. Iba a llamar a un taxi cuando él se ofreció a llevarla en coche. Después hubo un beso y hasta hoy. "Has puesto tanto empeño en cuidar estas plantas que te mereces ser la madrina de la niña", había sentenciado su jefa cuando llevó por primera vez a Julieta a la oficina.

La Fide había sido madre y, por fin, pudo volver a Uruguay después de 21 años. Fue con el "rubio" -que ya más que rubio peina canas- y en el viaje se había quedado embarazada, ¡con 46 años!. Eso no era nada. El "rubio" Norberto estrenó paternidad ¡con el medio siglo, casi, encima!. Tiene a Julieta y hace dos meses que le nombraron profesor titular en la Universidad. En Navidad publican su primer libro sobre economía.

Así que a pesar de todo. Pese a las primas de riesgo, a la caída de la bolsa, a las riñas políticas, a las hipotecas, al paro, a las crisis y a esa realidad que se empeña en azotarles, Javier, Patricia, La Fide, Norberto y también Julieta, no pueden dejar de pensar que el 2011 ha sido un gran año. ¡Feliz 2012!

3 de noviembre de 2011

Pregunta trampa (boomerang)


¿Eres feliz? ¿Qué necesitas para ser feliz? ¿Cuál fue el día más feliz de tu vida? ¿Me quieres?. Son algunas de las preguntas trascendentales que mi amiga le hace a su marido casi a diario. La primera clave para coger desapercibido al tío en cuestión, según me cuenta, es lanzar la pregunta al aire en el momento más inesperado. Y no, no vale en la cama, tiene que ser lo más inverosímil y surrealista que se te ocurra; y entre la multitud mucho mejor. Por ejemplo, en la cola del supermercado. Tú descargando las cosas del carrito, él mirando como lo haces mientras torpemente coloca en la caja cualquier objeto que, en la mayoría de los casos, acaba volcado. La cajera, que se ha quedado sin cambio, rebusca entre los euros para darle la vuelta al cliente que tienes justo delante. En ese momento, te giras y le sueltas, en voz baja, que tampoco hace falta alardear: "Churri, ¿eres feliz?. Como la cosa le pilla de improvisto su respuesta suele ser: "¿Quéeeee?" (alargando la "e"). Y aquí llega la segunda clave. No se puede repetir la pregunta. Te quedas mirándole fijamente y le dices con seriedad: "Piénsalo y si eso, ya me lo vas diciendo". ¡Qué risa!
Bueno, risa, risa, la verdad, las primeras siete u ocho veces -doce o trece según la capacidad de adaptación del ínclito a las preguntas trampa- porque una vez que él se acostumbra el jueguito se convierte en un "tocanarices-boomerang". Da igual que el conocimiento y la confianza mutua de la pareja sea más o menos. El zas en toda la boca de vuelta no te lo quita nadie. Y tienes que disimular como cuando en la oficina te das contra la esquina de la mesa y ya te pueden caer lagrimones que no sueltas un "ay" por no darles carroña a los carroñeros. Pues así. A mi amiga le pasó con la pregunta trascendental número nueve: "¿Cuál fue el día más feliz de tu vida?" le soltó mientras esperaban a que la directora del colegio de su hijo colgara el teléfono para atenderles: "Cuando me regalaste la moto nueva". Y ahí fue cuando se dio cuenta que lo mejor era parar.

28 de septiembre de 2011

Te lo digo en "serie"


Hay gente que se dedica a subtitular los capítulos de las series de televisión americanas o inglesas para que otra gente lo pueda disfrutar en castellano tan solo unas horas después de su estreno (En EEUU o en Inglaterra). Este hecho me tiene fascinada, hasta el punto de que mis amigos ya me miran raro cuando empiezo una conversación diciendo: “¿No es flipante lo de la gente que subtitula?”. Los “subtituladores” de series lo hacen de forma altruista anónima y eso, a qué negarlo, en pleno siglo XXI es muy raro. Pero claro, en este país los programadores de televisión nos empujan a seguir las series por internet ya que intentar hacerlo por los cauces normales (las cadenas de tv) es en España tan difícil como cogerle cariño a Yahel, el niño peliteñido del Cola Cao. De ahí a que las plataformas para ver o descargar los seriales, vía internet, sean imprescindibles y la única vía de ver televisión para los amantes de los seriales solo hay un paso.
La red de redes, y sobretodo sus usuarios, desmuestran todos los días que los políticos ( y sus leyes) y los responsables televisivos ( y su programación) van tan a su bola que o son unos atrasados o se creen que la ciudadanía para la que trabajan es tonta. No descartéis ninguna de las dos opciones. El tema es que, o se espabilan, o acabarán muriendo en su propio fango de cambios de horario y despropósitos. Después se quejarán, pero que no sea porque no los avisamos.
Las series nos gustan. No más que las películas, sino de forma distinta. Las series nos gustan porque son un ejercicio de fidelidad a unos personajes, a una trama y, a veces, incluso también a una manera de entender la vida. En Estados Unidos hace tiempo que se dieron cuenta que el filón de los seriales es de oro macizo y puro y por eso respetan este arte televisivo hasta el punto de que los mejores directores, productores y actores han sucumbido a los encantos de la pequeña pantalla. Los norteamericanos, tan "rarinos" para algunas cosas de su vida cotidiana, nos han conquistado con la "ficción televisiva". Nos han enseñado, edulcorado, descrito, sacralizado, maldecido, cantado y dibujado su sistema sanitario, su sistema judicial, su sistema educativo, su orden familiar y hasta puede que se hayan pasado de fantásticos porque yo fui a EEUU y no vi ningún vampiro. Todo así, la maestría con la que cuentan la mayoría de las historias hace que conozcamos más de sus modos de vida que de el nuestro propio. Claro que los responsables de la mayoría de series españolas tampoco es que se hayan matado para que elijamos el producto patrio frente al anglosajón. Ahí de momento nos tienen la partida ganada. Y seguirá siendo así, sobretodo mientras sigan existiendo "subtituladores altruistas" que gastan su tiempo y su conocimiento de idiomas para que los demás disfrutemos. Si ellos no se merecen el Premio Príncipe de Asturias de lCooperación Internacional es que no se lo merece nadie (bueno, sí, tal vez los del Colacao se lo merezcan. Han puesto a todo el mundo de acuerdo para odiar a un niño).

31 de agosto de 2011

Manifiesto VRY


Somos personas normales y corrientes. Somos gente que se levanta por las mañanas en julio y agosto y pretende, ¡bah!, ver el sol por eso de que es verano.
A unos nos gusta la playa, a otros la montaña, a otros nada. Mire si seremos raros que algunos buscamos el sol en unas máquinas que te dejan medio ciego y un naranja de tono corporal que no es medio normal. No tenemos ideologías bien definidas, incluso los hay que ni les va ni les "nieve" y, más le digo, incluso los hay que dicen preferir que haga frío todo el año (los respetamos, no les hablamos y les hacemos el vacío social, pero los respetamos). Hemos de confesar que últimamente estamos preocupados por el panorama estival que vemos a nuestro alrededor. Por la corrupción del sol y el calor. Por la indefensión del ciudadano de a pie, sobretodo norteño, que sale un día en chanclas y pantalones cortos y vuelve a casa muerto de frío y tiritando.
Esta situación nos hace daño a todos diariamente, se han cogido más resfriados este verano que en todos los veranos de los ochenta (aunque en aquella época se sufría por otras cosas, tipo hombreras). Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos un verano mejor, más solidario. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:

->Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad de horas de luz, el libre acceso a la hamaca, el bienestar y la felicidad de las personas que viene derivado de la posibilidad de hacer parrillas al aire libre.
->Existen unos derechos básicos estivales que deberían estar cubiertos: derecho a ir a la playa, al río, a la montaña, a una terraza, a las fiestas de práu, a caminar por la calle y derecho al consumo los bienes necesarios para una vida veraniega: Mojitos, chanclas, bañadores, flotadores (de los de plástico y de los de michelín),
->El actual funcionamiento de nuestro verano no atiende a la necesidad de muchos jóvenes de tener un "refresco y/o churri de verano". El número de morreos en maizales y demás tocamientos ha descendido a cifras sólo comparables con la época precolombina.
->El verano parte del pueblo (ver=mirar; ano=culo) así que el verano debe ser del pueblo. Sin embargo, en este país la mayor parte del verano es utilizado únicamente por los que viven más abajo de Pajares, también conocidos como "subpajarianos" y eso no puede ser. La función del verano sería facilitar la participación ciudadana de los ciudadanos de TODO EL ESTADO ESPAÑOL en festejos al aire libre diurnos y nocturnos mediante mensajes directos como por ejemplo...¡qué se yo!, ¡ah, sí!, que haga sol y/o qué no llueva, y procurando el mayor beneficio para el grueso de la sociedad (que no es una persona entrada en carnes sino muchas de todo tipo)
->El ansia y acumulación de lluvias en unas zonas genera crispación e incluso violencia: Más de uno ha decidido tirar por la ventana las sombrillas, neveras, sandalias y hamacas con el consiguiente peligro para el peatón. El obsoleto y antinatural modelo estival vigente bloquea la maquinaria económica en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos (los chinos que se han hartado de vender "palaguas" a cinco euros y "chubasquelos" a uno) y sumiendo en la mala leche al resto. Hasta el colapso.

El colectivo Verano Real Ya (VRY) ha iniciado su andadura en las últimas semanas y ya se ha hermanado con otras plataformas: MFUV11 (Me falta un verano, el de 2011), VNESP (el Verano No Existe Son los Padres).

29 de junio de 2011

Si yo fuera


Tres de cada cuatro veces que voy a coger el ascensor me lo quita el vecino de abajo.
Si yo fuera Zapatero diría: "No pasa nada. Hay que ser optimistas. Hay que confiar en que el ascensor volverá a subir algún día. Además, no podemos olvidar que se puede estar peor, mira a los del portal de al lado, que llevan con el ascensor estropeado desde hace más de un año y no hay manera de que entre todos se aclaren con la derrama".
Si fuera Rajoy diría: "Esto es claramente una conjuración del vecino de abajo contra la democracia ascensoril. Como no se ponga freno pronto a la situación va a montarse un berenjenal de padre y muy señor mío. Exigimos de inmediato la dimisión del presidente de la Comunidad que no ha sabido acabar con este uso abusivo de los bienes comunes por parte de la vecina de abajo".
Si yo fuera Cayo Lara diría: "Si la ley del portal fuera justa y equitativa todos podríamos hacer un uso cívico del ascensor. El vecino de abajo, causante único e indiscutible de la crisis, debería sufrir las consecuencias más funestas ya que él y solo él, con la connivencia del presidente de la comunidad, es el responsable directo de la situación que, como siempre, pagan los más débiles, osease los del ático".
Si yo fuera Cascos diría: "En palabras de Jovellanos . Propongo un pacto a ocho bandas, tantas como puertas tiene nuestro edificio patrio, para crear una fundación que regule el uso futuro del ascensor. Eso sí, Pilar y Lorenzo, los del Primero, tienen que renunciar de antemano al uso del susodicho ascensor".
Pero yo, como soy una indignada, lo que he hecho es acampar en el ascensor. Así ya nadie me lo puede quitar.

31 de mayo de 2011

Indignados somos todos

Roberto. licenciado en periodismo. 28 años. Con conocimientos de inglés y francés. Hace dos años que hizo un máster de periodismo económico. Fue entonces cuando lo vio venir y sacó también el carnet de manipulador de alimentos. Trabaja de ayudante de cocina. Está sin contratar. Curra 14 horas al día y cobra 900 euros. Vive con su novia Inés.
Inés. Licenciada en derecho. 31 años. Número dos de su promoción en la Universidad de Oviedo. Su pasantía de dos años se han convertido en una "exclavitud" de siete. Tiene contrato eventual. Como "limpiadora" del despacho de sus jefes que hace cinco años que le prometen la categoría que le corresponde. Cobra 750 euros y, si el mes va bien, su jefa le da otros 150 que ella siempre ingresa en la cuenta de su hermano David.
David. Mecánico. 34 años. Hace cinco años que abrió un taller. Gastó varios miles de euros que ahora tiene que devolver al banco. La cosa va bien pero "muy poco a poco". Paga dos sueldos y, como no da para más, come todos los días en casa de su hermana, junto a su novio, Toni.
Toni. Ingeniero Industrial. 33 años. Está en el paro. Trabaja de voluntario en una asociación de ayuda a enfermos de Alzheimer. No cobra nada. Por ahora no le importa, su madre le da, para que vaya tirando, la pensión de 450 euros de su abuela Hortensia.
Hortensia. 82 años. Vive seis meses en casa de cada una de sus dos hijas. Está bien aunque la cadera ya le ha dado más de un susto. Toni es su ojito derecho. Fue ella la que le dijo a Carmen que le diera al chaval el dinero de la pensión. Rezó mucho cuando él les confesó que era "homosexual". Ahora ya le da igual. Quiere que sea feliz y que encuentre un trabajo estable, para hacer una familia junto a David y que tengan una casa guapa para que él la cuide. A Hortensia, que siempre fue de las que sufrió por el qué dirán, tampoco le molesta que su nieto haya acampado frente al Ayuntamiento -junto a la cafetería donde van todas sus amigas- para exigir un futuro mejor. Mañana irá a llevarle un túper de croquetas. Ella también quiere gritar que está indignada.

7 de mayo de 2011

Promesas

Llegado el periodo electoral, como cada cuatro años, no queda otra que salir a la calle a palpar las necesidades del pueblo para, desde esta humilde columna, hacérselas llegar a los políticos que a veces, de verdad, parece que no se enteran. Después de unos días recabando información por familia y vecindario. Dejando de lado aquello que puede esperar al menos un par de meses más, aquí expongo tres propuestas por si algún líder o lideresa tiene a bien incluirlas en sus promesas. Deben saber los susodichos mandatarios que, de hacer propias estas ideas que les cedo gratuítamente, ganarían al menos tres votos, que no está mal (yo en Octavo perdí las elecciones a Delegada por dos papeletas y fue una derrota humillante).

Mi vecino Justiniano -al que sus nietas llaman “Güelito Bieber”- vecino de Sama aunque con huerta en El Entrego pone sobre la mesa la idea de hacer una división equitativa de los fondos mineros de modo que a todos los ciudadanos de la Cuenca del Nalón “nos toque algo”. Parte del dinero se utilizaría para beneficio propio -“viajar a Ledesma, comprar un gallineru, tomar unes pintes”- y el resto debería destinarse a una obra para la comunidad: “Yo, por ejemplo, cambiaría los somieres del cierre de la huertina, que ta al lao del Museo de la Minería y estéticamente, de cara al turismo, nun ye lo meyor que ya me lo dijeron les mis nietes, que tan estudiando diseño”.

Mi primo Bruce (nombre ficticio) pide a lo políticos a que “pa alegra-y la vida a la xente” dejen, todo el año, las luces de Navidad en las calles y plazas de la comarca. Bruce asegura que el hecho de que él sea el dueño de la única empresa en 200 kilómetros a la redonda con capacidad para instalar y mantener esas luces de Navidad no tiene nada que ver con su propuesta, que es totalmente altruista.

Finalmente, Ana María, florista y amante de los perros, considera que en el “paseo del colesterol” debería haber “carril bici, carril peatonal, y carril canino” y explica que: “Bin Laden ya no está y a veces parece que el enemigu públicu número uno de Occidente ye el mi Trisky. Tengo que llevalu con correa y bozal como si tuviera en Guantánamo. No puede ser ¡Libertad!”.

Señores candidatos. Ustedes verán lo que hacen.

30 de marzo de 2011

Vamos a publicidad

Señores del Cola Cao, si quieren que odiemos a alguien, pongan a Gadafi a surfear, pero, por favor, no hagan que un niño rubio e inocente (canario para más señas) sea el blanco de los insultos de media España. Eso está mal.Hubo un tiempo en que la publicidad no sólo te enseñaba odio, también te mostraba grandes lecciones de la vida, como que "las cucarachas, nacen, se reproducen, mueren y desaparecen". Siempre estaré agradecido a aquel insecticida gracias al cual aprobé un exámen final y supercrucial en mi vida, de 4º de EGB.

Los anuncios de la tele también me ayudaron a recibir más de una lección de esas que dan las madres y que te dejan un escozor en la nuca para media tarde -popularmente denominadas collejas y/o pescozones-. Sobretodo cuando me dio por ir a kárate todas las tardes y todas las mañanas andaba por casa con la misma cantinela: "¿Y mi kimono? ¡Kia!". Yo soltaba una patada al aire y mi madre hacía lo propio con el antebrazo y mi nuca. Yo tenía cinturón amarillo y ella, sin saberlo, negro segundo dan. Duré seis meses en kárate. Al que no le hacían falta artes marciales era al "primo de Zumosol". Todos los grandullones de España tuvieron que aguantar la broma por culpa de unos señores que vendían algo que posiblemente fuera zumo de naranja pero que valía más no analizarlo por si acaso. Cuando había dudas sobre cualquier cosa del mundo (ya fuera la guerra de Irak -la primera-, el zumo de naranja o un gol fantasma del Logroñés) siempre aparecía una voz en el fondo de la habitación que decía "el algodón no engaña" . El asunto quedaba zanjado.

E irremediablemente llegaba el día en que tus amigas, en un arranque de originalidad sin límites, te llamaban por teléfono allá donde tu estuvieres para cantarte, al unísono: "¡Vuelve, a casa, vuelve, vuelve a tu hogar!". Que te apetecía quedarte y no volver pero después pensabas en el movimiento de muñeca al aire de tu madre y te amilanabas y volvías. El Almedro hizo mucho daño a las navidades de los jóvenes que estudiaban fuera, pero también la colonia Farala marcó a las chicas nuevas de la oficina y el tomate frito Apis destrozó, para siempre, la lengua castellana con sus "comidas guapis". Tal vez el niño-canario-surfero, al que sigo sin entenderle el nombre, sea ya para siempre el niño-canario-surfero-repelente del anuncio del Cola Cao. Pobre. Seguro que tiene que cambiar de colegio y todo. Bueno, él que busque, compare, y si encuentra algo mejor...

28 de febrero de 2011

Programación

El 24 de febrero de 2011 ha pasado a la historia de mi ático como el día en que conseguí finalizar la ronda por todos los canales de la TDT que había empezado a hacer en junio del año anterior. Siempre me quedaba frita entre las recetas de un tipo que cocina con estres en 22 minutos y unos señores que pescan cangrejos, peligrosamente, en Alaska. Pero esta vez no. Eso sí, cuando conseguí dar la vuelta a toda la programación, me encontré a Carlitos -el de “Cuentame”- haciendo la mili y a su hermana Inés de politoxicomana de la vida. Flipé.

La TDT ha llegado a nuestras vidas para aportarnos cosas muy interesantes como la posibilidad de ver, en siete canales distintos, a los forenses, médicos, abogados, policías, vampiros, zombies, familias desestructuradas (y amarillas); y jovenzuelos cantarines que tanto te gustan. La pega está en que nunca encontrarás un capítulo nuevo. Porque en España, queridos amigos, hay tres cosas que son imposibles de hacer: encontrar un trabajo decente y en el que no te intenten tangar; encontrar una compañía de teléfono decente y en la que no te intenten tangar y encontrar un canal de televisón en el que respeten la programación y no te intenten tangar con reposiciones.

¿Comparable? Pues muchos diréis que no, pero es lo que hay. Claro que si te pones a pensar, casi prefiero ver dos mil cuatrocientas cincuenta y cuatro veces el mismo capítulo de los Simpsons que ciertos programas en los que, apelando al interés general, se dedican a humillar, vilipendiar, agredir e insultar a quien se les ponga a tiro con una ausencia total y absoluta de escrúpulos y ética. Lo peor es que a eso le llaman “periodismo” y después tenemos que salir otros a la calle a echarnos a la espalda una profesión que, si me apuras, a veces da vergüenza.

6 de febrero de 2011

LO(ndon)OK



Fotos de Juan Plaza (juanplaza.blogspot.com)
Música de Belle and Sebastian

28 de enero de 2011

Sube y baja


Comprobado. Si dices tres veces el nombre de la ministra Sinde delante de un espejo, a medianoche, te entra un virus en el ordenador que no vuelves bajar ni a por el pan. Que digo yo, ya puestos a prohibir bajar cosas, estos del gobierno bien podían prohibir que bajara el Sporting nunca en la vida. Un decretazo y del Molinón a la Europa League (cuanto más me gustaba decir "Uefa"). Como poco. Pero no, eso ni se lo plantean. Ellos a lo suyo, a ponerle vallas a un campo virtual que les viene demasiado grande y que, mucho me temo, ni siquiera entienden.
Bajar y subir. Quién nos iba a decir nosotros en los felices años 2000, cuando (según parece) vivíamos tan bien que los euros se nos caían de los bolsillos, que esta época de crisis se iba a resumir en dos míseros verbos. Baja el empleo, sube el paro, se baja la música, se suben los impuestos, bajan las ventas, sube la edad de jubilación.
¡La jubilación! Esa gran entelequia de la que los treinteañeros de ahora hablaremos, en un futuro, a nuestros nietos. "Pues cuando yo era como vosotros había gente que llegaba a una edad y no trabajaba nunca más. Se iba al paseo del colesterol a andar de un lado para otro o se compraba un piso en Gijón para no hacer nada", les diremos con la mirada perdida en lontananza y los ojillos medio cerrados. A lo que ellos responderán: "¡Kitate pallá bieja, k aburres con tu historia antigua!". Y tú volverás a la carga porque ya tendrás una edad que te la sopla lo que digan los demás: "Y que sepas que cuando yo era como vosotros a los mayores les tratábamos de tú".