28 de mayo de 2008

De amigos, estrellas y otros prodigios



Una tarde de domingo, cierta pitonisa de nombre Merche, le echó las cartas a mi amigo David para llegar a la conclusión de que era un tío con estrella. No había que ser muy bruja para darse cuenta de que tras la cara de ese chaval castaño de ojos grandes se escondía una mente privilegiada, un prodigio. El tiempo le está dando la razón a Merche. Hoy, mi amigo David está en Londres presentando su revista Babylon y ¿sabéis que os digo?. Que esto no se va a quedar así. El guaje, de Boal para más señas, todavía tiene muchísimo que contar. Marta y yo seguiremos aquí, recordando muchas otras tardes de domingo y esbozando, por qué no, una sonrisa cómplice con el destino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espero que Merche no acierte en la parte que decía que iba a viajar mucho pero que no iba a ganar un chapo... (Envidia sana).