17 de febrero de 2014

Lo que nos queda por contar (100 número del periódico La Cuenca del Nalón)



Que se acaba la obra del Soterramiento de las vías de Feve en Langreo, que nuestros cielos son los menos contaminados de España, que los chavales de Felguera Melt vuelven a trabajar en la factoría al pie del Río Nalón, que los subcontratados de Hunosa entran al tajo en el Pozo Sotón, en María Luisa, en Carrio…; que las minas dan mucha y buena labor, que el Alto Nalón se llena de flores y turistas en primavera; que todos los vecinos tienen un plato de comida que llevarse a la boca; que todos los niños pueden merendar. Que un juez del Supremo decide que la dación de pago es justa y necesaria, que en nuestro valle se acabaron los desahucios; que el Centro de Nanotecnología de San Martín del Rey Aurelio se convierte en un referente mundial; que Alfonso Zapico dibuja, por fin, el fin de la crisis. Que la próxima semana se abre la carretera de los túneles, que a los vecinos de Caso les van a hacer caso y tendrán conexión, en condiciones, hacia Infiesto. Que la embotelladora de agua de Sobrescobio comienza a exportar un poco de nuestros ríos al mundo entero. Que en Laviana no dejan de nacer niños y más niñas y tienen que ampliar los colegios. Que nadie supera los límites de velocidad. Que todos los pueblos de la comarca tienen luz y agua y ya no hay argayos que amenacen sus despertares. Que tenemos que clausurar las perreras de la zona porque nadie abandona mascotas. Que el Langreo Femenino sube de categoría. Que ya no somos los primeros en la cola del paro. Que una joven doctora del Nalón hace avances asombrosos en la lucha contra el cáncer. Que seguimos orgullosos de decir que somos de aquí.  ¿Os imagináis que en los próximos 100 números de La Cuenca del Nalón os podamos contar todo esto (y mucho más)?.

1 comentario:

José Manuel dijo...

Que tu buena pluma convierta tu fantasía en realidad, chavalina y que otras buenas plumas en esa y otras tierras sean capaces también de desear cambios como los que pregonas o parecidos y que, cuando un día, nos despertemos algunos de los que ejercemos de subpajarianos obligados y esté a punto de publicarse el tan citado número 100, lo hagamos en la casina que está al borde del prau de algunas de las aldeínas que, tiempos atrás, tuvimos que dejar con cierto pesar.