4 de marzo de 2014

De nuevos usos norteños y otras decisiones



Primavera, verano, otoño y galerna. Deberíamos encabezar una iniciativa popular para cambiar las estaciones del año, renombrarlas y adaptarlas así a los nuevos usos y costumbres meteorológicas del siglo XXI. A lo mejor no hay que llegar tan lejos, quizás valdría con impulsar la inclusión en nuestros currículums norteños -junto al inglés nivel medio (que tire la piedra el que se haya puesto nivel "bajo" alguna vez) y el conocimiento nivel usuario de informática- poner, decía, en la historia curricular el manejo de las nuevas aplicaciones físicas que vamos añadiendo a nuestro cuerpo, a saber: ser anfibios.
No nos rasgaremos las vestiduras. Yo supongo, porque miró alrededor y lo veo todo verde desde siempre, que aquí ha llovido, y mucho, en otros siglos. Recuerdo, de hecho, que nevaba bastante más que ahora pero... ¿llovía tanto?. Puede ser que sí, y dicho esto, ¿apostamos algo a que ahora entramos de sequía hasta abril?.
De momento de la subida de las temperaturas parece que se va a encargar la plantilla de Hunosa, en huelga durante ocho días de marzo para exigir a la presidencia de la hullera pública un plan de empresa digno. Hay días en los que me pongo a pensar sobre estas cuencas nuestras (si, si, si...nadie me manda) y lejos de sacar conclusiones pillo unos ardores de estómago de padre y muy señor mío. Y todo porque si del ruque de cabeza se saca una idea clara, sólo una, es que la clase mandataria (política o empresarial) toma a veces (casi siempre) las decisiones basándose en criterios que poco tienen que ver con el interés público, o al menos de muchos, o al menos de la mayoría. Pero bueno, esto es algo que pasa aquí y en la China Popular, o, me la lo mismo: Ucrania.

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