9 de febrero de 2006

Nuevas historias de Castilla la Vieja (I)


Castilla se abrió ante nuestros ojos como el campo grande y colorido que es. El hielo que había caído aquella noche, le daba al paisaje un halo diáfano de misterio y luz. El Alsa, esa empresa del transporte mundial que tanto nos ha dado a los estudiantes asturianos que vivimos nuestros días de vino y gloria (o no) en la Villa y Corte, siempre te ofrece un camino castellano lleno de imágenes sorprendentes donde el ser humano, o sus fragonetas (un guiño para la cheli), son los protagonistas. Madrid nos esperó, como siempre, más al sur. Allí siguen las mismas caras y también muchas ausencias (sobretodo la de Marta, que disfruta como nadie de la sociedad «occidental»). Volví a la capital desde este norte frío y somnoliento, sabiendo que no pisaba territorio extraño y descubrí que las ciudades, al igual que muchas personas, se disfrutan cuando las recorres con los ojos de la experiencia compartida y esperándo que en una esquina, una calle, un atardecer o una caricia, te puedan sorprender. La primera tarde que recorrimos las calles madrileñas se nos hizo de noche en el círculo de Bellas Artes. Allí, disfrutamos de una suerte de exposiciones artísticas que nos llevaron desde la Caracas urbana y conflictiva del «23 de enero» ; hasta las profundidades de una naturaleza que nunca nos dejará de sorprender, pasándo por el desorden del orden de Joâo Tabarra y las Latitudes in-actuales del artista visual Jesús Pastor. Con la luminosidad violácea que sólo tiene Madrid, entramos en La Fábrica (www.lafabrica.com). Después, nos tomamos unas cañas, que no sólo de cultura vive la humanidad....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No me das ni una gota de envidia, nosotros tuvimos en Casu...

lacheli dijo...

Estais hechos unos culturetas, está bien eso de ir de vez en cuando a la capital y ver coses nueves, a veces esto se queda un poco pequeño. La cheli en Madrí como una cabra en un garaje, tengo esa asignatura pendiente, pero no sé qué pasa que cuando decidimos hacer una escapada siempre encontramos otres opciones, casi siempre más montunes.